domingo, 3 de marzo de 2013

Desvarío.


Caminaba por la carretera de la indiferencia con rumbo hacia lo imprevisto, sosteniendo la brújula de la perdición que me servía de guía. Así, pude llegar hasta la vida.
Me lancé a por ella en un salto mortal sobre el ancho abismo del miedo y conseguí rozarla con la punta de mis labios. Yo, un cielo caído que luchaba por no volver a elevarse, conseguí rozar la vida. Ésta, sin embargo, se dedicó a inmortalizarme en el instante más peligroso, dejándome colgado en manos de la inestable tormenta tras recorrer con pies de plomo el laberinto de mis venas.
Puta vida; has atravesado las piedras de mi muro, has rayado los diamantes de mi reflejo, has maldecido a mi ángel, has contagiado a mi antídoto, te has ganado mi perdición, has liberado a mis miedos, has hecho temer a mi libertad, has estresado mi calma, has conquistado mi cima, te has vuelto inmortal dándome muerte…
Puta vida, ahora tan sólo eres puta.