Tras el telón.

La pasada noche, la insomne soledad me susurró un terrible secreto. Me dijo que la ignorancia que nos rodea es constante y transparente hasta que un día negro la tiñe del más puro blanco, deslumbrándonos así con dolor.

Al principio no entendí del todo bien lo que quería decirme. Por eso empecé a pensar y pensando aprendí a sentir el significado de su susurro; Si un día negro es la noche, y la noche es la morada de la soledad, y la soledad es la tinta que colorea la ignorancia, entonces, la ignorancia no es más que el telón tras el que se esconde el dolor que nos asusta.

La soledad me desveló lo que escondía el telón y desperté. Todo lo vivido había sido un profundo sueño cuyo despertar se convirtió en una agonizante pesadilla. Al sentir el susurro de la soledad comprendí que ya nunca más volvería a soñar. Me reveló el dolor que ocultaba mi ignorancia y tras abrir el telón ya no hubo vuelta atrás...

Separé las cortinas y ellas me dijeron "Bienvenido a la realidad".

Esperanza.

Nunca ganó una competición. Nunca tuvo un amigo de verdad. Nunca encontró un talento en sí mismo. Nunca fue invitado a la gran fiesta. Nunca le dieron la mano. Nunca fue el sueño de nadie. Nunca recibió palabras bonitas. Nunca le sonrieron. Nunca el viento fue a su favor. Nunca le prestaron un hombro en el que llorar. Nunca se desprendió de su soledad. Nunca conoció la dicha. Nunca le escucharon. Nunca fue el centro de atención. Nunca se atrevió a conocer a alguien. Nunca abandonó sus inseguridades. Nunca se sentaron a su lado. Nunca le interesó a nadie y nunca perdió la esperanza porque sabía que ésta podría cambiar un “nunca” por un “siempre".

Poesía infantil de otro verano.

Si pudiera ser un instrumento musical me gustaría ser un piano; Enamorar a alguien con mi peculiar sonido. Que necesiten toda una vida para aprender a tocarme. Que cada persona que pase a mi lado componga sobre mí una melodía diferente a cualquiera futura y anterior. Que me escriban en una partitura para no olvidarme. Que me afinen cuando no sueno del todo bien. Que lloren al escucharme. Que me dejen explorar su interior. Que me tengan toda una vida sin usarme adornando una sala. Que me expongan en un museo de antigüedades junto a un cartel de “no tocar”. Que me entiendan aunque no me exprese con palabras. Que me regalen por ser un estorbo al primero que me quiera. Que me acompañen una retahíla de generaciones diferentes. Que me vean como un objeto inerte. Que sientan que les doy la vida...

 Si hoy fuera un piano mi melodía sería "Poesía infantil de otro verano":

Citas.

Las heridas escuecen, más intensamente al tratar de curarlas, porque sentimos apego a las cicatrices de la vida...

La sed de lágrimas llena el vacío vaso de quellos que recibieron un cariño escaso...

 Somos una incógnita disfrazada de eterna desilusión con la esperanza certera de encontrar solución...

Un instante fugaz termina siendo una nostalgia eterna...