viernes, 14 de noviembre de 2014

Imaginar para crear.

Acabo de descubrir estrellas en un vaso de agua y no estoy fumada, ni bebida, ni drogada de ninguna manera. Se trata de imaginar y desvelar el doble sentido (o triple, o infinito) de lo evidente, de ampliar el campo de visión hacia otras posibilidades. Esto me sirve de defensa contra la desesperanza, que surge de no ver más allá de la imposibilidad. Imaginando otras opciones soy capaz de crearlas o de creerlas. La diferencia, a veces, me resulta bastante nimia porque el resultado es el mismo: la esperanza.




Y como dice Doctor Deseo (un médico bastante recomendable): "Soñar y desear, atreverse a transformar todo aquello que nos jode..."







lunes, 27 de octubre de 2014

Tenía algo que decir...

Hasta aquí he llegado. Mi límite está entre tú y yo, en ese espacio que media en cada gesto, arbitrando las miradas que lanzamos con la intención de meter gol. Podría haber llegado más lejos tratando de acortar la distancia entre nosotros, pero no me quedan fuerzas. Es posible que agotara mis esperanzas por el camino, antes de llegar a la meta, pero no preví que llegar hasta ti fuera posible. Si pudiera dar marcha atrás, me hubiera susurrado a mí misma al oído, muy suavemente, el secreto que la vida me guardaba. Ahora que he descubierto en qué consistía aquello que no podía ver ni imaginar, me lamento por no haber reservado un hueco en mi interior para esta nueva experiencia. Me gustaría poder exprimirla hasta el final, hasta que no quedara ni una sola gota. Preferiría quedarme totalmente seca antes que con un poco de líquido por derramar en los ojos. Pero, ahora que las experiencias anteriores a ti me han dejado con lo suficiente para subsistir, no puedo arriesgarme a perder lo poco que me sostiene. Si nunca antes hubiera sabido lo que es perderlo todo, sería capaz de perderlo todo por ti. Pero eso ya no es posible; Es sólo un deseo irrealizable, un sueño que no existe…
Quiero seguir viviendo sola, aunque sea incompletamente. Sé que aún me queda mucho que aprender, que no sé demasiado sobre cosas que debería de saber. Eso es porque me he preocupado de vivir intensamente, hasta el punto de no retener nada. Me sumergía en toda experiencia y al salir de cada una de ellas sólo me preocupaba el coger aire. Aún tengo el corazón ahogado por aguantar la respiración hasta el final. Es por eso que ahora necesito recuperarme. Sólo me queda la esperanza de pensar que aprenderé a nadar y, cuando eso ocurra, te buscaré en ese mar de dudas. 


Espérame en el fondo.


lunes, 13 de octubre de 2014

La mujer de sangre.

Hola nene. 
Soy la analfabeta que creíste que nunca aprendería a leer entre líneas. ¿Me recuerdas? También soy la tonta que se chupaba el dedo hasta que se lo mordió de rabia. La torpe que tropezaba con la misma piedra que hoy te tira a la cabeza. La puta a la que olvidaste pagar. Estás en deuda conmigo, nene, y no quiero ningún billete de vuelta si no está teñido de sangre...





viernes, 8 de agosto de 2014

Nostalgia existencial.

En el silencio de la nostalgia gritan los niños. Juegan en un parque de ilusiones muertas y se revuelcan sobre un charco de lágrimas. Se impregnan de una emoción que cala los huesos y atemoriza las entrañas. Esa sensación te obliga a cuestionarte preguntas que sólo resuelven los mejores equilibristas; los que se han caído mil veces. Un sólo cuerpo no puede escapar del entramado universal que compone el enigma. Por eso romperse en mil pedazos es la salvación y aquel que tema ser destrozado no saldrá vivo del encierro existencial, porque sólo con el ser disperso es posible la regeneración.



jueves, 26 de junio de 2014

Desilusión por el monte.


He perdido la ilusión en ti, y sin ilusión no me queda imaginación. ¿Sabes lo que eso significa? Que tú nunca volverás en forma de anhelo ni de deseo, sólo de nostalgia. Te he dejado atrás sin avisar y lo siento, aunque no creo que te importe. Mi desilusión es fruto de tu indiferencia. Yo estaba dispuesta a darte todo el amor que albergaba mi alma con el único fin de que me recibieras. No pretendía ser correspondida, sólo bien recibida, pero cada vez que me acercaba a ti, la indiferencia era la respuesta a toda mirada de entusiasmo. Indiferencia y desinterés por todas partes. Ahora dudo de si duele más el rechazo o la impasibilidad. Por una parte, el primero deja lo malo claro, pero el otro me sumerge en la incertidumbre y me veo agotando mis expectativas y pasiones en un océano de dudas. Es como invertir todas tus energías en nadar desplazándote hacia ningún sitio, y el rechazo sería más bien como gastar todas tus energías en nadar hacia una isla sin alimento. Creo que al menos, eso estaría mejor; Sería rozar la esperanza, tenerla más cerca, mientras que la indiferencia no permite ni si quiera imaginarla. Eso es lo que llegué a sentir; Desesperanza contigo. Y no puedo culpabilizarte por ello, porque no hiciste nada. Pero, a veces, no hacer nada es hacer daño. Se te olvidó esa parte…


lunes, 16 de junio de 2014

De mí, para ti, con cabreo.


Hola. Quería decirte que eres un soberano idiota, pero he mirado su significado en el diccionario y me parece que es un adjetivo que no concuerda con tu nivel. Sin embargo, si te fijas en los sinónimos y los juntas, podrás hacerte una idea de la imagen que tengo de ti. Y puedes estar orgulloso porque, ¡Ha mejorado! Con el paso del tiempo has dejado de ser un gilipollas y te has convertido en un soberano idiota. Progresas adecuadamente, pero sigues estancado en un plano de imbecilidad que me cuesta soportar. Así pues, y teniendo en cuenta tus últimos esfuerzos por demostrarme que la decencia y las ganas de no joder no van contigo, me decanto por darte por perdido. No hay buen trato posible para tu retraso. Quién me iba a decir a mí que tu manía de llegar tarde a los sitios era también una cuestión de inteligencia.


PD: Espero no verte… SOFEO!


martes, 3 de junio de 2014

Miedo a caer.




Por encima de la vida he volado
descubriendo que el cielo visto por encima es gris.
El mar ni si quiera se intuía
y caer sobre una nube
significaba experimentar dolor.
Angustiaba imaginar desvanecerse
y nada podía salvarme del sufrimiento.
No podía subir más arriba.
Estaba en el límite de mis virtudes.
Los ojos no podían succionar más belleza.
Y entonces caí.
Tuve que bajar porque no soportaba estar tan alto.
Sufría por el miedo a caer
y me entraban unos vértigos de espanto.
Ahora en mi cielo gris estoy bien,
pero sigo con el temor a desmayarme.
Veo el suelo negro que me espera.
Tiene nostalgia de mí y sed de sangre.
Tarde o temprano, mi miedo me hará caer
y teñiré el suelo de un color fúnebre.
El temor no se va
y voy dejando mi huella en cada desvanecimiento.
No tendría que haber temido caer desde las alturas.
Si me hubiera mantenido fiel a la esperanza,
si no hubiera desistido ante los sueños,
seguiría por encima del cielo,
pero formo parte de la caída.
Cada vez más bajo hasta que no quede nada,
ni un recuerdo, ni una huella.
Cada vez más bajo hasta que no quede miedo.

jueves, 29 de mayo de 2014

Los nevados.

Si tuviera algo más que un papel,
algo más puro que el blanco,
algo que no fuera un color,
una sensación certera,
un calor humano
que abrigara lo que no consigue templar
ni el más sincero abrazo,
sería capaz de transmitirme,
de no hablarle a los árboles,
de no anhelar el vuelo del pájaro,
de no odiar las heridas
y lanzarme a la cura
del que quiere y ama al mundo
tal y como es.
Ojalá supiera cómo alzar la voz
y llegar a la cima de mis cantos,
proclamar un futuro lleno de seguridad
y olvidar las llagas del pasado.
Pero nadie me permite exhibir las súplicas,
ni aceptarían el frío por compañía.
El calor escasea, y los nevados
tenemos tan sólo unos meses de vida.



viernes, 16 de mayo de 2014

El lago: Aguas de nostalgia.

Estoy en un bosque verde, pero lúgubre. Está anocheciendo y parece que el ocaso no viene acompañado de la luz de la Luna. Camino muy despacio hasta encontrar una salida. Mis pies dejan su huella en el suelo embarrado. La cola de mi vestido blanco hielo las difumina y deja tras de sí un camino fresco y llano. Sigo caminando con la mirada fija en el horizonte. Parece que hay un lago. Su agua no se mueve. Me acerco a la orilla con expresión seria, inamovible. Me paro en seco para orientarme. Me miro por dentro y escucho la paz de fuera. Todo está muy quieto, mecido por un canto secreto. No quiero romper esa armonía putrefacta y perfecta, pero tengo que seguir mi camino. Sumerjo un pie en el agua. Destruyo sin remedio el espejo de la naturaleza. Ya no veo mi rostro si miro hacia el suelo. Ahora construyo ligeras ondas que llegan a la orilla en forma de tempestades. He llegado al centro del lago. Estoy tan cerca del final del camino como del principio. Lo sé, pero vuelvo la mirada hacia atrás para cerciorarme. Mi cuerpo acompaña el giro y vuelvo a ser inerte. Veo en el extremo del que partí, unas siluetas de humo. Lucen y se mueven con el aire. Son mi familia, las distingo. Se acarician sin tocarse y bailan al compás de los árboles. Parecen felices, y es entonces cuando comprendo que se trata del pasado. No puedo acercarme a ellos. Estoy presa en el centro del lago. Esta imposibilidad de llegar a mi destino me atrapa. Pertenezco a lo que está perdido. Con ese pensamiento me doy cuenta de que el agua que me cubría la cintura, ahora se arrima a mi cuello. No llueve del cielo; llueve de mí. Mis lágrimas me están ahogando. Yo he llenado el lago en el que he quedado atrapada. Me estoy muriendo mientras veo la sonrisa de lo que una vez fue mi hogar, pero no quiero luchar por volver a ser vida. Me convertiré en una estatua en el espejo de mi alma sumergida. Me despido con los ojos cerrados. Os dejo una silenciosa muerte inadvertida.





miércoles, 7 de mayo de 2014

Últimas lágrimas.

Es muy triste llorar sabiendo que son las últimas lágrimas. Estoy recordando los momentos vividos con él, esos abrazos tan intensos... No los voy a tener nunca con nadie. Pero eso no es lo peor, incluso puede ser un beneficio porque significaría que el recuerdo se conservaría puro, inalterable por otra sensación igual o similar con otra persona. Lo vivido con él siempre será lo vivido con él. Como si estuviera guardado en la caja de Pandora y sumergido en el centro de la Tierra. Pero, como decía, eso no es lo peor. Lo peor es que el recuerdo se altera por sí solo. Si lo pienso demasiado, parece que se desgasta rápido, demasiado rápido, y si lo mantengo ausente, parece que se atrofia, que las sensaciones guardadas huyen dejando sólo imágenes sin sonido, sin olor, sin sabor y sin dolor; Sin sentido. Eso es lo peor, que haga lo que haga, las emociones del pasado se desvanecen y el presente no las reemplaza. Se queda así un vacío que sólo llena el vacío.

Lloro y las lágrimas me parecen falsas porque no se corresponden con el ahora. Hoy lloro recordando el pasado y sabiendo que mañana lloraré recordando las lágrimas que lloraban al pasado. Eso está más allá de la nostalgia. Es como un sueño de doble dimensión; "sueño que sueño", y al despertar no recuerdo las imágenes de lo onírico. Sólo una realidad ecuánime que no avanza ni retrocede.





martes, 6 de mayo de 2014

Querida voz callada.

Querida voz callada:

Llevo más de dos semanas aguantando el peso de tus palabras por tu vergüenza a dar la cara. Te he ocultado en mí el tiempo que he podido, poniendo gran pasión en cuidarte suavemente, pero las palabras que quieres esconder del mundo son unas gallinas que no paran de cacarear y la afonía parece no formar parte de su diccionario salvaje. Los oídos me pitan a causa de tanto ruido incomprensible y ya no aguanto más. Quizás esté acusando erróneamente a tus graznidos por convocar un alboroto inaguantable, o también es posible que al haber envasado las palabras al vacío, los ecos de los susurros hayan retornado en forma de grito. Si la cuestión atañe a este último caso, pido disculpas, porque serían mis entrañas, guardianas de tus palabras, las culpables pero, ¿No es cierto que, a veces, es tan culpable el ladrón como el cómplice, o que el secuaz mata con su silencio más que el asesino? Ambas hemos provocado este tumulto, y gritar más bajo no nos absolverá de las consecuencias. Por eso te pido que te entregues al mundo. Sal de mí y yo saldré contigo. Saquemos todos los huevos que han brotado de las gallinas y plantemos nuestros pies en terreno seguro. Tú eres mi voz, yo soy tu eco, y juntas nos vamos a hacer escuchar.

PD: Si nos tocan los huevos, tenemos gallinas de sobra.

jueves, 17 de abril de 2014

Lobos que maullan.

17/04/2014
En cinco años sin vernos nos ha dado tiempo a no cambiar. Sin embargo hemos ido a peor en lo que se refiere a aceptarnos. Nos complementamos mejor, pero nos queremos menos porque nos deseamos más. Antes en un abrazo sentíamos el más intenso de los sentimientos y ahora esa sensación se dosifica en cada roce, en cada mirada, en cada pequeño acto lleno de promesas que no nos permitimos cumplir. Antes no teníamos la certeza de lo que el otro sentía y ahora añoramos la ignorancia que nos salvaba, porque la verdad huele demasiado a sangre. Tenemos dos opciones; bloquear nuestros sentidos o aceptar que estamos muriendo, pero nuestro destino siempre será el entierro.

18/04/2014


Los sentidos ya están bloqueados. Me estoy quedando ciega de tanto olerte el alma y acariciar los recuerdos. La nostalgia ahora tiene un aire esperanzador. Te cojo de la mano sin miedo a que la sangre se confunda de camino. Tu impaciencia te delata, pero el gran paso nunca lo vas a dar en serio. Eso me asusta más que tus palabras y tus miradas de lobo hambriento. Hoy, como ya ocurrió años atrás, hemos reconocido nuestros verdaderos nombres. Somos los protagonistas de un libro que se escribió antes de que naciéramos. Una historia que no tiene fin porque carece de principios. Que los mayores nos envidien, es la prueba de que somos la esencia del comienzo del amor. ¿Acaso eso no es suficiente? La eternidad nos pertenece por ser jóvenes. Somos la intensidad en estado puro, pero nos falta ser una realidad en vez de un par de deseos teñidos de miedo. Nuestras pupilas se han besado tantas veces que nos será imposible perder la oportunidad de mirarnos con los labios.

domingo, 6 de abril de 2014

La libertad es un tren.

Cojo trenes en el último momento
es mi decisión, mi partida,
mi rumbo, mi llegada tardía.
Cojo trenes y me olvido, soy libre.
Me diluyo en la rapidez de mis ideas,
imagino otras orbes, vuelo, oigo el trueno
veo la luz en el túnel, y no prosigue el mundo,
deja de girar, se enmudece y no existe.
Muero, hay algo inerte,
¿Seré yo o la ventana que se mueve?
Parece que el futuro no viene nunca
y que el pasado nunca llegó.
¿Me habré dormido?
Soy libre en este limitado espacio.
Las cadenas las impone el tiempo.
Por eso cojo trenes en el último momento.





lunes, 17 de marzo de 2014

El paraíso de la muerte.






La muerte tiene su propia sinfonía.
Suena de noche como un carro de caballos
deslizándose por un puente de cristal
que se desmenuza como la carne,
como el frágil hielo aún sin descongelar,
y en medio de la fisura,
las líneas de las manos
convertidas en ríos de sangre.
Todos los destinos cruzados
luchando por no ahogarse.
Cada uno en la mano del otro,
cogiéndola, bebiéndola,
tratando de salvar su propia vida.
Volvamos a la naturaleza del paraíso
que aunque digan que está perdido,
somos nosotros los que caminamos sin sentido.