jueves, 29 de mayo de 2014

Los nevados.

Si tuviera algo más que un papel,
algo más puro que el blanco,
algo que no fuera un color,
una sensación certera,
un calor humano
que abrigara lo que no consigue templar
ni el más sincero abrazo,
sería capaz de transmitirme,
de no hablarle a los árboles,
de no anhelar el vuelo del pájaro,
de no odiar las heridas
y lanzarme a la cura
del que quiere y ama al mundo
tal y como es.
Ojalá supiera cómo alzar la voz
y llegar a la cima de mis cantos,
proclamar un futuro lleno de seguridad
y olvidar las llagas del pasado.
Pero nadie me permite exhibir las súplicas,
ni aceptarían el frío por compañía.
El calor escasea, y los nevados
tenemos tan sólo unos meses de vida.



1 comentario:

  1. Existen personas que por gusto viven en el polo norte y el exceso de calor solo supone angustia y ansiedad. Es hermosa la sensación que percibo en tu poema, sin embargo, creo que el abrigo humano no puede provenir de la pureza, solo de las entrañas, de las pasiones del cuerpo, el corazón bombea sangre porque vive y vive porque la bombea, el agua aunque necesaria y pura, como el amor al alma, aunque de vida provea se acaba meando, y solo de lo visceral nos calentamos, la pureza es para otras cosas.
    PS: El blanco no es un color, es la ausencia de color. (Como pintora tocapelotas no podía callarme el dato)

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