sábado, 6 de abril de 2013

Renacer.


Algo me impide liberarme en palabras. No estoy segura de qué eclipse me ciega, pero me encuentro en una especie de cara oculta solar y me cuesta ver más allá de mi sombra. He perdido algo más que las ganas, y casi todo excepto miedos. No quiero estar volando en manos de la suerte porque ella es un espacio rebosante de inseguridad y lo que necesito va más allá. Quiero acercarme al cielo y saborearlo, al igual que hace el niño con el caramelo que más tarde le será arrebatado. Perder aquello de lo que nos deleitamos puede ser la decadencia del logro, pero también el renacer necesario de un alma muerta. Quiero engañar al temor y borrar las huellas que le llevan hasta mis pies. Quiero romper el mundo riendo por capricho y dejar que ese antojo se vuelva deseo, y que el deseo se transforme en sueño, y que el sueño no se corrompa por las pesadillas o que lo haga, pero una vez se haya cumplido. Quiero ser libre, perdonarme y manejar las cuerdas que me atragantan. Voy a luchar por mi mundo.