lunes, 19 de noviembre de 2012

Círculo abismal.

Solo un empujón, sólo una ráfaga de viento helado es necesaria para caer en el más profundo de los abismos. No esperes que la esperanza esté en el fondo sin fondo. El abismo está lleno de vacío y tan solo hay sitio para ti y tus miedos. El insomnio de las perdiciones te mantiene despierto. Te apresan las insufribles inseguridades y no hay forma de romper esas cadenas. Lo terrible corre ahora por tus venas y la única redención posible es hacer maniobras con la realidad, escapar a los sueños que mueren prematuramente. Y vuelta a empezar en ese círculo abismal…



sábado, 10 de noviembre de 2012

Vive.


No sé como unas manos sin fuerzas pueden moverse tan rápido al escribir esto. Las miro mientras lo hago y es algo maravilloso que realmente no valoramos lo suficiente. Puede que nunca o rara vez te hayas parado a pensar en la capacidad de tus manos. Yo me siento agradecida por conservar las dos, por mantener su buen funcionamiento. Cuando un día no funcionen del todo bien te acordarás de ellas y te verás tan desgraciado…
Lo mismo puedo decir sobre cualquier otra cosa que consideramos obvia y que si un día llegamos a carecer de ella caeremos en un abismo de tristeza, porque es tan obvio como necesario.
Cada día que pasa envejecemos poco a poco sin darnos cuenta. Vamos ganando y perdiendo capacidades que quizá no aprovechamos al máximo y con el paso del tiempo nos lamentaremos de ello. ¿Sabes lo maravilloso que es poder correr o andar? Puede que más adelante no puedas hacerlo con la facilidad con la que lo haces hoy.
El problema es que ahora no te das cuenta de lo agradecido que puedes estar de tener todo lo necesario para vivir de una manera cómoda. Mírate y vive los instantes. Cada día que pasa perdemos algo valioso. Aprovecha y valora hoy lo que podrías perder mañana.


Este mundo es maravilloso... Y tú también.


viernes, 2 de noviembre de 2012

Desabrochando miedos.



Esa camisa de cuadros, formal, gris, negra, blanca… esa camisa. Quiero sentir que esa camisa es el telón tras el que se esconde la obra de mi vida. Quiero una camisa que no me asuste cuando me susurre “quédate” en un instante infinito. Quiero una camisa de botones pequeños que me provoque grandes sensaciones. Quiero que cada botón desabrochado sea un miedo superado. Quiero una camisa que entienda mi delicadeza. Quiero que los botones griten de placer y no de dolor al ser separados de su mitad. Quiero que tras la camisa no exista el abandono. Quiero que sus botones sean un escudo contra la decepción. Quiero que esa camisa me abrace sin sentir que no debo estar ahí. Quiero que esa camisa abrigue mi vida. Quiero que a medida que vaya desabrochando sus botones la aguja de la sensibilidad vaya cosiendo las grietas de mi corazón. Quiero que cualquier camisa pase a ser "esa camisa".

Quiero que al volver a abrocharla no ocurra todo inversamente...