miércoles, 7 de mayo de 2014

Últimas lágrimas.

Es muy triste llorar sabiendo que son las últimas lágrimas. Estoy recordando los momentos vividos con él, esos abrazos tan intensos... No los voy a tener nunca con nadie. Pero eso no es lo peor, incluso puede ser un beneficio porque significaría que el recuerdo se conservaría puro, inalterable por otra sensación igual o similar con otra persona. Lo vivido con él siempre será lo vivido con él. Como si estuviera guardado en la caja de Pandora y sumergido en el centro de la Tierra. Pero, como decía, eso no es lo peor. Lo peor es que el recuerdo se altera por sí solo. Si lo pienso demasiado, parece que se desgasta rápido, demasiado rápido, y si lo mantengo ausente, parece que se atrofia, que las sensaciones guardadas huyen dejando sólo imágenes sin sonido, sin olor, sin sabor y sin dolor; Sin sentido. Eso es lo peor, que haga lo que haga, las emociones del pasado se desvanecen y el presente no las reemplaza. Se queda así un vacío que sólo llena el vacío.

Lloro y las lágrimas me parecen falsas porque no se corresponden con el ahora. Hoy lloro recordando el pasado y sabiendo que mañana lloraré recordando las lágrimas que lloraban al pasado. Eso está más allá de la nostalgia. Es como un sueño de doble dimensión; "sueño que sueño", y al despertar no recuerdo las imágenes de lo onírico. Sólo una realidad ecuánime que no avanza ni retrocede.





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