lunes, 27 de octubre de 2014

Tenía algo que decir...

Hasta aquí he llegado. Mi límite está entre tú y yo, en ese espacio que media en cada gesto, arbitrando las miradas que lanzamos con la intención de meter gol. Podría haber llegado más lejos tratando de acortar la distancia entre nosotros, pero no me quedan fuerzas. Es posible que agotara mis esperanzas por el camino, antes de llegar a la meta, pero no preví que llegar hasta ti fuera posible. Si pudiera dar marcha atrás, me hubiera susurrado a mí misma al oído, muy suavemente, el secreto que la vida me guardaba. Ahora que he descubierto en qué consistía aquello que no podía ver ni imaginar, me lamento por no haber reservado un hueco en mi interior para esta nueva experiencia. Me gustaría poder exprimirla hasta el final, hasta que no quedara ni una sola gota. Preferiría quedarme totalmente seca antes que con un poco de líquido por derramar en los ojos. Pero, ahora que las experiencias anteriores a ti me han dejado con lo suficiente para subsistir, no puedo arriesgarme a perder lo poco que me sostiene. Si nunca antes hubiera sabido lo que es perderlo todo, sería capaz de perderlo todo por ti. Pero eso ya no es posible; Es sólo un deseo irrealizable, un sueño que no existe…
Quiero seguir viviendo sola, aunque sea incompletamente. Sé que aún me queda mucho que aprender, que no sé demasiado sobre cosas que debería de saber. Eso es porque me he preocupado de vivir intensamente, hasta el punto de no retener nada. Me sumergía en toda experiencia y al salir de cada una de ellas sólo me preocupaba el coger aire. Aún tengo el corazón ahogado por aguantar la respiración hasta el final. Es por eso que ahora necesito recuperarme. Sólo me queda la esperanza de pensar que aprenderé a nadar y, cuando eso ocurra, te buscaré en ese mar de dudas. 


Espérame en el fondo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario