Hola nene.
Soy la analfabeta que creíste que nunca
aprendería a leer entre líneas. ¿Me recuerdas? También soy la tonta que se
chupaba el dedo hasta que se lo mordió de rabia. La torpe que tropezaba con la
misma piedra que hoy te tira a la cabeza. La puta a la que olvidaste pagar.
Estás en deuda conmigo, nene, y no quiero ningún billete de vuelta si no está
teñido de sangre...
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