Datemos la fecha de las siguientes palabras en un soleado
día de nubes difuminadas en el cielo. Con un viento que navega por el mar y
llega a la orilla triunfante en su monótona y delirante carrera con las olas.
Un día en el que el Sol se intuye pero no se muestra con claridad.
Justamente
ese día y ninguno más.
En un lugar sediento de naturaleza viva y borracho de rabia.
En un paraje aislado de la armonía terrenal, oscurecido por el brillo gris de
la soledad. El mar es quien domina el tiempo que cabalga con cada latido de tu
corazón. Tu respiración es quien contamina el aire de vida, impregnándolo de
aterciopelada textura. Un paisaje único resguardado en tu imaginación.
Justamente
ese lugar y ninguno más.
Ocurrió que un perro marrón, un tanto soberbio y juguetón,
tejía un hoyo en la arena. Entre tanto, su sombra le observaba sentada desde una
rama que el mar debió de condenar a lo artificial no hace mucho tiempo atrás.
El inconformista canino luchaba con la arena sin ansias de molestar, tratando
de profundizar lo necesario como para enterrar sus presentes recuerdos del
pasado. El hoyo nunca parecía ser lo suficientemente profundo a pesar del vacío
que se podía apreciar. Entonces, sin intención alguna, unas desgarradoras
palabras dejó escapar.
Pero, ¡Qué importará!
Si allí sólo estaban un perro, su sombra, el cielo, la arena
y el mar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario