miércoles, 9 de mayo de 2012

Satisfactoria decepción.

¿Te duele? Simplemente son los recuerdos pasados que surgen en tu presente disfrazados de culpa. Son las consecuencias de lo inevitable, de cuando florece la verdad aromatizando el ambiente con la llegada de la primavera, de cuando el invierno finaliza con el porvenir.

Desastroso el mundo que ahora te rodea, te encadena de cordura en una lluviosa gama de grises.
¿No recuerdas ese lugar? Fue mi hogar en el exilio, aquel que crecía conforme nos conocíamos. Allí se escondía la verdad, la verdad de cada suspiro atrevido que acariciaba los días fríos, los días fríos que congelaban las emociones, las emociones que se desbordaban por mis ojos alimentando el rencor, el rencor que gritaba nuevas oportunidades al viento, al viento que nunca fue a favor y nos regalaba nubes de desdicha, desdicha que mató la curiosidad futura de seguir descubriéndonos.

En resumidas cuentas, no puedo aceptar tus divisiones. Son demasiadas piezas las que no encajan conmigo, es más, ni si quiera quiero que encajen.
No me sorprende que te sorprenda, pero disfruto con esa satisfactoria decepción.


Las hojas que componían nuestro relato se han secado.

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